Venecia, Italia


Venecia es una ciudad única en el mundo. Un lugar que, cada vez que vuelves, consigue sorprenderte por las emociones y los encantos que tiene. Una fotografía de su grandioso pasado son las calles y callejuelas, los puentes, las plazas y los patios. Venecia es un destino turístico durante todo el año, tanto que en verano llega a abarrotarse.
Venecia, desde su origen, convive con el agua: los primeros habitantes, para escapar de las incursiones de los bárbaros, se refugiaron en la laguna, y, a causa del terreno pantanoso, se vieron obligados a construir palafitos para vivir.
El centro histórico de Venecia está formado por 118 pequeñas islas con más de 400 puentes que las unen y forman un único territorio, dividido en seis antiguos distritos administrativos o “sestiere”, tres a cada lado del Canal Grande.







El “sestiere” de San Marcos, con la majestuosa basílica y el elegante Palacio Ducal, es uno de los lugares con más turistas y el más caro de la ciudad. Al norte de San Marcos, está el “sestiere” de Cannaregio y al este, el de “Castello”, los dos son barrios residenciales, tranquilos e interesantes de ver.
En el otro lado del Canal Grande, están los “sestieri” de Dorsoduro, Santa Croce y San Polo, éste último es el más vivo y comercial en esta parte del canal. Cada “sestiere” tiene sus particularidades y es interesante descubrirlas.
Venecia es una ciudad más bien pequeña, por lo que la manera más fácil y barata para recorrer la ciudad es a pie. Para orientarse mejor y no perderse entre las muchas calles y callejuelas hay que tener un plano detallado para ver el recorrido que se quiere hacer. Pero si ir a pie es el mejor medio para conocer todas las bellezas de Venecia, el más romántico es, por desgracia, el más caro, la góndola. 
Las góndolas son el medio de transporte más lujoso para pasear por entre las muchas maravillas venecianas, que utilizan sobre todo los turistas. Hay muchos amarres en toda la ciudad, donde los gondoleros esperan a los clientes. 
Las tarifas oficiales están sobre los 60 euros por 45 minutos, aunque por la noche, después de las ocho de la tarde, el precio llega a 80 euros.
Alquilar una góndola para uno mismo es bastante caro, pero también es una experiencia especial y única en la vida, de la que nunca se olvidarán.
ALGUNOS RECUERDOS DE ESTE VIAJE:
Salir de la estación de tren y ver la ciudad, los macarrones con queso, las palomas...

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