Manarola, Cinque Terre, Italia


La región de Cinque Terre en Italia es uno de esos lugares maravillosos que todo el mundo debería visitar al menos una vez en la vida.

Cinque Terre (Cinco Tierras) es una zona con varias ciudades costeras con siglos de antigüedad en la escabrosa costa de la Riviera italiana. Las cinco ciudades que integran este grupo son Monterosso, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore. Yo pude visitar dos de ellas, Vernazza y Manarola. A esta última dedico este post.

Cada una de las cinco ciudades cuenta con hermosas casas coloridas y viñedos y huertos en sus empinadas terrazas, puertos con pequeñas playas y botes pesqueros y restaurantes y cafés llenos de encanto. 


Cada uno de estos cinco pueblos tienen caracteristicas arquitectònicas muy particulares. Debido a la pronunciada pendiente del terreno las casas son edificadas sobre las rocas, las calles son empedradas y muy estrechas y están sostenidas sobre los acantilados.  Esta ubicación tan singular para edificar un pueblo ofrece una vista impresionante sobre toda la costa, tanto es así que la zona se inscribió en el Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1997 como bien de interés turístico.


Para llegar a Cinque Terre puedes ir en coche y conducir por toda la costa (esto es lo que yo hice y es muy bonito pero el aparcamiento es complicado) o utilizar trenes regionales y después caminar entre los pueblos. El sendero de excursión Sentiero Azzurro, en el acantilado, conecta las ciudades y ofrece vistas panorámicas del mar. También está la opción de ir en barco.

Desde Milán se tardan aproximadamente 3 horas en llegar, desde Florencia son unas 3 horas y media y dos horas y media desde Pisa. El trafico de vehiculos en las zonas urbanas está prohibido, permitiendo exclusivamente el trafico peatonal. Lo ideal es estar dos o tres días para ver bien los cinco pueblos.


Manarola se caracteriza por la presencia de casas con colores vivos en tonos ocres y naranjas que resaltan sobre el azul del mar. La estructura del pueblo se desarrolla al rededor del lugar donde el mar entra en la tierra, y es desde ahí de donde parten una serie de callejuelas empedradas que conducen a las casas y los huertos.

Parece ser que Manarola es la más vieja de las ciudades de Cinque Terre, como atestigua una piedra angular de la iglesia de San Lorenzo que data de 1160. Otra curiosidad es que tienen un dialecto local el manarolese, ligeramente diferente de los dialectos de la zona.


El pueblo tiene una calle principal, llamada “Via di Mezzo” (o vía del medio) donde encontrarán numerosos restaurantes, bares y tiendas de artesanos y artistas locales donde venden todo tipo de objetos y alimentos típicos.

Hay un camino muy sencillo que sube la colina y te lleva al famoso mirador desde donde se hacen las mejores fotos del pueblo y el mar como la anterior.

Según he leído las industrias primarias de Manarola han sido tradicionalmente la pesca y la viticultura. El vino local, llamado Sciacchetrà, es especialmente renombrado; hay referencias en fuentes romanas a la gran calidad del vino producido en la región. Tendré que volver a probarlo.






 

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