St. Moritz, Suiza

St. Moritz es una famosa ciudad de Suiza situada en el valle suizo de la Engadina, célebre por sus complejos turísticos dedicados al ski y los deportes de invierno. La localidad ocupa unos 28 km², tiene una altitud máxima de 1.822 m y el idioma oficial es el alemán. La población es de poco más de 5.000 habitantes, que se multiplica durante los periodos vacacionales.

St. Moritz fue la cuna de las vacaciones de invierno alpinas (1864) y ha sido sede de los Juegos Olímpicos de Invierno en dos ocasiones y, además de la las pistas de ski cuenta con una pista olímpica de patinaje. 

He leído que en su lago helado se celebran partidos de polo, críquet y hasta carreras hípicas sobre hielo. Se puede esquiar y practicar snowboard en Corviglia, Diavolezza o Corvatsch, y hay pistas de esquí de fondo cuidadas.

Originalmente la localidad debe su fama a sus aguas medicinales, descubiertas hace 3000 años y que ya le consagraron como balneario de verano. 

La forma mas conocida y cómoda de llegar es en el tren Bernina Express, y así realicé el viaje a St. Moritz desde Milán en Italia. Este tren panorámico une el norte con el sur de Europa por el emblemático tramo del Ferrocarril Rético RhB, y fue declarado Patrimonio mundial de la UNESCO.

El Bernina Express recorre un escenario espectacular, atravesando el viaducto de Landwasser de 65m de altura, 2 glaciares, macizos montañosos, pequeños pueblos y lagos.

Hace más de 3.500 años se descubrió un manantial de aguas terapéuticas en esta zona de Los Alpes, quedando registradas por primera vez en el año 1.466 A.C. Desde entonces durante la Edad Media se empezaron a visitar estas aguas curativas durante los meses de verano. 

Se construyó una iglesia junto al manantial, y en el año 1519 el Papa Leo X prometió la plena absolución a todas las personas que hicieran una peregrinación hasta el manantial. En el año 1535 el gran médico Paracelso pasó una larga temporada estudiando las propiedades curativas del agua, mientras residía en St. Moritz.

Poco a poco con el paso de los años el número de visitantes fue creciendo y algunos empezaron a construir sus viviendas en los alrededores.