Córdoba, España


Córdoba es una ciudad que me encanta por muchas razones a parte de sus callejuelas, plazas y patios. Es el típico sitio que te llevan de excursión cuando estás en el colegio, pero después de eso he ido a varias veces. Es una ciudad pequeña pero con siglos de historia.


La ciudad fue capital de la Hispania Ulterior bajo el Imperio romano y capital del Califato de los Omeyas. Algunos personajes ilustres pertenecientes a Córdoba son Séneca, Maimónides o Julio Romero de Torres.

Para entrar al centro de la ciudad desde nuestro hotel cruzamos andando de noche el Puente Romano, y fue un momento mágico por el entorno, las luces tenues, la gente paseando, las estatuas...
Este puente cruza el Guadalquivir y construido a principios del siglo I.


Sin duda el monumento más famoso es la Mezquita Catedral con sus espectaculares arcos rojos y blancos. Su construcción comenzó en el siglo VIII, pero durá hasta el siglo XVI.
Para acceder hay que pasar por el precioso Patio de los Naranjos, antiguo patio de abluciones. El lugar en un auténtico vergel de palmeras, naranjos y fuentes. El patio es de forma rectangular y esta rodeado de galerías de arcos. 
La entrada a la Mezquita cuesta 11€ pero el patio se puede visitar gratis.
El único problema es que está muy masificado de turistas todos los días del año.


La Judería de Córdoba,  es el barrio que habitaron los judíos entre los siglos X y XV y está lleno de calles estrechas, con tiendas y pequeños bares. Esta es mi zona preferida.
La Calleja de las Flores, es la más famosa porque se ve al fondo la torre de la Mezquita, pero es casi imposbile hacer una foto sin gente, más abajo dejo fotos de esta zona.
Se puede pasear desde allí hasta la Sinagoga de Córdoba, situada en la calle Judíos.


En un jardín de la zona lleno de naranjos me topé con la estatua de Maimónides, que fue un médico, rabino y teólogo judío de al-Ándalus, muy importante en la época.
Junto a este jardín está el Alcázar de Córdoba, en gran edificio con hermosos jardines, en los que paramos a comer y descansar en uno de los restaurantes de la zona.


Sin duda no se puede ir a Córdoba y no probar la comida típica. Uno de mis platos preferidos es el salmorejo, que incluso tiene una calle, que es original de esta provincia, con lo cual no paré de pedirlo en todas partes durante mi visita. Para quien no sea de España el salmorejo es una crema fría servida habitualmente en verano.​​ Se elabora mediante un majado de miga de pan, ajo, aceite de oliva, sal, y tomates.​

Tambien recomiendo probar el vino típico llamado Fino. Es un vino seco y es muy aromático que se sirve muy frío en un vaso pequeño.


El mejor momento para visitar esta ciudad es mayo. En estas fechas la ciudad se engalana gracias a las Cruces de Mayo y al famoso Festival de Patios Cordobeses y la Feria. Durante la fiesta de lo patios los vecinos abren las puertas de sus casas para mostrar la belleza de sus patios llenos de macetas con flores. La mayor parte de estos se encuentran cerca del Alcázar Viejo.
Lamentablemente yo llegé tarde y no pude disfrutar de este evento en todo su esplendor.


A las afueras de la ciudad, a unos 8 kilómetros, se encuentra uno de los lugares con más historia de Andalucía pero que no pude visitar en mi último viaje, aunque ya lo había hecho hace años con mi instituto.
Se trata de Medina Azahara, la ciudad que mandó construir Abderramán III en el siglo X. En ella se pueden encontrar salones y los jardines de la ciudad califal omeya.
Medina Azahara era el más hermoso ejemplo del esplendor de al-andalus. Según la leyenda nació de una historia de amor, pero la guerra la destruyó 70 años después.










Interior de la mezquita catedral.

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