Lisboa, Portugal



Lisboa es una de esas ciudades con un encanto especial, y sin duda una de mis preferias. Llevo visitando Lisboa con mi familia desde que era una niña, y guardo un recuerdo muy especial de todos esos viajes. Hay ciudades que permiten empaparse de una cultura diferente, y que proporcionan momentos que jamás olvidas. Sus imágenes se quedan atrapadas allí donde la memoria las puede rescatar una y otra vez. Son ciudades a las que deseas volver e impregnarte de aquello que te transmitieron en el primer viaje.



De la capital portuguesa emana el olor añejo en fachadas y calles, en tranvías y plazas, y los colores de sus azulejos, puertas y ventanas. Ciudad bañada por el Tajo, Lisboa enamora.

Más antigua que Roma, epicentro de los descubrimientos y capital del imperio desde el siglo XV, la ciudad ha conservado relaciones culturales con las antiguas colonias portuguesas, siendo punto de encuentro de diversas culturas, el primer lugar en el que oriente, las Indias, África y América se encontraron.

El eje Alfama-Baixa/Chiado-Bairro alto es un palco para la cultura erudita y para la popular, joven y tradicional. En cualquier noche lisboeta, incluso entre semana, la oferta es variada. Durante mi ultimo viaje salimos por esa zona y es una experiencia totalmente recomendable. Disfrutamos de una cena deliciosa con fado en vivo, en una calle llena de gente, música y con un ambiente genial.



















La torre de Belém, es obra de Franciso de Arruda y constituye uno de los ejemplos más representativos de la arquitectura manuelina. En el pasado sirvió como centro de recaudación de impuestos para poder entrar a la ciudad.
Su construcción fue iniciada en 1514, bajo el reinado de Manuel I de Portugal (1495-1521), teniendo como arquitecto a Francisco de Arruda. Sus obras quedaron a cargo de Diogo Boitaca, que, en la época, también dirigía las ya adelantadas obras del vecino Monasterio de los Jerónimos . Las obras finalizaron en 1520. Se encuentra situada en la desembocadura del río Tajo, en el barrio de Santa María de Belém de esta ciudad al suroeste de Lisboa.


El Monasterio de los Jerónimos, o Mosteiro dos Jerónimos en portugués, fue un encargo del Rey Manuel I para celebrar el Descubrimiento de la ruta marítima de Vasco de Gama ( y de hecho fue financiado con los tesoros traídos de las colonias ). La ideó como el lugar donde iba a ser sepultado él y sus descendientes. Se inicio la obra en 1502, sin que pudiera acabar su primer arquitecto, Diogo de Boitaca.


No pudo ser finalizada hasta finales del XVI. Hoy observamos que el ala occidental y la cúpula - campanario, que fueron terminados en el siglo XIX, no guardan armonía con el conjunto. El patio central del Claustro, la joya del edificio, ha descubierto sus tesoros con las recientes restauraciones y podemos ver la historia del José bíblico en azulejos y las tumbas de heroes nacionales como el navegador Vasco da Gama y el poeta Luís de Camões.
De forma cuadrangular y dispuesto en dos plantas, el claustro está completamente decorado con motivos manuelinos: esferas armilares, cuerdas marineras, cruces de la Orden de Cristo, imágenes religiosas. Desde 1985 se encuentra en el ala norte la tumba del famoso poeta Fernando Pessoa.
El monasterio se levantó en el barrio de Belem, lugar de donde partieron las primeras expediciones a las Indias.

El interior del monasterio se puede visitar, pero las colas suelen ser interminables.



La Plaza del Comercio (Praça do Comércio) es la plaza más importante y famosa de Lisboa. Fue construida donde estuvo situado el palacio real antes de ser destruido por el gran terremoto de 1755.

Es un espacio abierto y amplio, con edificios porticados en tres de sus lados y está abierta al río Tajo, lo que le da un encanto especial. Históricamente ahí llegaban los barcos mercantes y ésta era la puerta de Lisboa.

Cerca de la plaza, está la estación fluvial Cais de Sodré, de donde parten las excursiones por el Tajo y los barcos que cruzan el río.


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